El HIERRO EN NIÑOS

El hierro es un micronutriente esencial para la vida, que debe ser ingerido en cantidades adecuadas a través de la dieta para realizar sus funciones. 

El déficit de hierro (o ferropenia) es el trastorno nutricional más prevalente que afecta a niños y adolescentes en todo el mundo, sobre todo durante el periodo neonatal, edad preescolar y adolescentes. Aunque el origen de este déficit puede ser variable una dieta inadecuada es la causa más frecuente. Si el déficit de hierro se mantiene en el tiempo puede llegar a producirse una anemia (disminución de la hemoglobina, proteína que más cantidad de hierro posee, cuya función es transportar el oxígeno hacia los tejidos). 

Depósitos de hierro

Los requerimientos diarios de hierro variarán en función de las necesidades de cada una de las etapas del desarrollo. La mayoría de bebés nacen con unos depósitos de hierro adecuados para cubrir sus necesidades durante los primeros seis meses de vida, aunque pueden estar más o menos “llenos” en función de otros aspectos como la presencia de anemia en la madre, la prematuridad o el pinzamiento del cordón umbilical en el momento idóneo. 

Durante los primeros 6 meses de vida la leche materna tiene un hierro de muy buena biodisponibilidad (aunque cantidad baja de hierro es muy eficiente, se absorbe en un 50%) no siendo necesarios otros aportes en niños sanos. En caso de leche adaptada, estas leches de fórmula están enriquecidas con hierro adaptándose a las recomendaciones. 

¿Qué ocurre a partir de los 6 meses?

  • Los depósitos de hierro han disminuido paulatinamente desde el nacimiento, quedando poco “almacén” hacia los 6 meses.
  • A partir a partir de los 6 meses aumentan las necesidades del hierro para favorecer un adecuado crecimiento.

Por este motivo, uno de los objetivos de iniciar la alimentación complementaria es ofrecer al bebé la cantidad de hierro que el bebé no recibe a través de la leche y que necesita para su buen desarrollo. 

Los requerimientos de hierro durante la infancia son elevados, pero en el periodo desde los 6 meses de vida hasta los 2 años,  junto con la época de la adolescencia será cuando estos requerimientos se incrementarán todavía más, aumentando el riesgo de desarrollar déficit de hierro, con o sin anemia. 

Tipos de hierro

El hierro lo podemos encontrar en dos formas, siendo su capacidad de absorción (o biodisponibilidad) diferente. Encontramos dos tipos de hierro

ORIGEN HEMO:  mejor biodisponibilidad (absorción hasta 20-30%), siendo de origen ANIMAL: 

  • Carnes  y aves (pollo, pavo, vaca, ternera, cerdo…)
  • Pescado (sardinas, boquerones, pescadilla, anchoas…) 
  • Mariscos (berberechos y almejas, mejillones, ostras, gambas y langostinos) 

ORIGEN NO HEMO: es el hierro predominante en la alimentación, de baja biodisponibilidad (absorción entre 5-10%). Origen VEGETAL (salvo el huevo):

  • Legumbres y derivados: lentejas, garbanzos, guisantes, alubias, cacahuetes, judías, soja, tofu… 
  • Cereales integrales y pseudocereales: quinoa, arroz, trigo sarraceno, avena, espelta, mijo, germen de trigo…
  • Hortalizas: alcachofa, patata, tomate, brócoli, coliflor, champiñones, calabaza…También verduras de hoja verde (⛔️menores de 12 meses): acelgas, espinacas, remolacha… 
  • Frutas: uvas, albaricoque, higos, plátanos, aguacates, sandía, ciruela, coco, mango, granada, fresas, kiwi, fresas, dátiles…
  • Especias: perejil, canela, orégano, tomillo, comino…
  • Frutos secos (piñones, almendras, anacardos, pistachos, nueces, avellanas… ) y semillas (chía, sésamo, pipas de girasol/calabaza)
  • Huevo (yema)

¿Qué favorece e inhibe la absorción del hierro?

La cantidad absorbida de hierro va a depender directamente de nuestros hábitos de alimentación. Es decir, hay sustancias favorecedoras e inhibidos presentes en la dieta que van a influir directamente en la biodisponibilidad del hierro de los alimentos.

Favorece su absorción…

  • Aumento de la ingesta
  • Hierro en forma HEMO. Combinar alimentos NO HEMO + alimentos HEMO. 
  • Ácido cítrico (naranja, limón, mandarina, pomelo)
  • Vitamina C: frutas y hortalizas (brócoli, tomate, coliflor, pimiento, perejil, piña, naranja, ciruela, papaya, kiwi, aguacate, cítricos)
  • Fructosa: frutas, tomate, cebolla… 

Disminuyen la absorción… 

  • Taninos y  fenoles fijadores de hierro (té, café, cacao, espinacas, infusiones)
  • Calcio (lácteos)
  • Inhibidores de la secreción ácida
  • Fitatos (salvado, avena, legumbres, arroz)
  • Oxalatos (verduras)
  • Fibra (verduras)

Consejos:

  • Lactancia materna a demanda exclusiva hasta los 6 meses, mantener hasta los 2 años o más siempre que madre y bebé deseen. En no amamantados, a partir de los 6 meses asegurar con fórmulas fortificadas hierro >7mg/L.
  • Inicio de la alimentación complementaria alrededor de los 6 meses. No retrasarla más allá de los 7 meses.
  • Introducir de forma precoz los alimentos ricos en hierro y favorecedores de su absorción. 
  • Asegurar un aporte de hierro suficiente (alimentos ricos en hierro en todas las comidas principales, mínimo 2 veces al día), en el contexto de una dieta variada, equilibrada y adecuada. Planifica el menú semanal.
  • Consumir alimentos que aumenten la absorción: 
    • Las frutas y las hortalizas en la misma comida serán vuestro mejor aliado (la vitamina C y la fructosa favorece la absorción de hierro: tomate, naranja, brócoli, kiwi, pimiento, perejil, ciruela, papaya, aguacate, coliflor, piña, fresas, mango… Ácido cítrico: naranja, limón, mandarina pomelo… 
    • Combinar hierro tipo hemo (origen animal) + tipo no hemo (origen vegetal), para favorecer la absorción de este último. 
  • Evitar alimentos que disminuyan la absorción en las comidas principales. Separarlos de las comidas ricas en hierro.
    • Lácteos (calcio), ya que la leche de vaca inhibe la absorción de hierro (no se incluye aquí la leche materna o leche infantil adaptada). 
      • No leche de vaca (ni  bebidas vegetales) como bebida principal antes del año de edad. No son una buena fuente de hierro y además desplazan el consumo de LM (alta biodisponibilidad de hierro) o de leche de fórmula (enriquecida con hierro).
      • Evitar los lácteos de leche de vaca las comidas principales (yogures, quesos…). 
      • En niños de 1 a 5 años la ingesta de lácteos debe limitarse a un máximo de 500 ml al día, pues la toma de cantidades mayores se ha asociado a mayor riesgo de adolescente. 
    • Los taninos del café/ té/cacao, el oxalato de las espinacas y el fosfato de las bebidas gaseosas inhiben la absorción de hierro no hemo. Igualmente, algunos cereales  (fibra insoluble) contienen fitatos con efecto quelante sobre el hierro inorgánico que impide su absorción. 

Ejemplos:

  • De fruta, siempre postre 
  • Ideas de platos:
    • Pan integral (NoH) +aceite+ tomate o fruta (vitC)
    • Pescado (H) + brócoli (vitC)
    • Garbanzos (NoH) + pollo (H)
    • Lentejas (NoH) + verduras (vitC)
    • Paella: arroz (NoH) con pollo (H) y verduras (vitC)
  • Un chorrito de limón sobre las comidas
  • Remojar las legumbres antes del cocinado 
  • Dar avena en leche haciendo gachas o en forma de pan, mejor que copos en leche directamente

¿Prevención de déficit de hierro?

La mayoría de déficits de hierro son asintomáticos, y se detectan de manera casual en alguna analítica realizada por cualquier otro motivo. Sin embargo, puede estar indicado en grupos de riesgo la suplementación profiláctica de hierro. Será tu pediatra el indicado en pautar suplementos de hierro si fuera el caso. 

Principales riesgos dietéticos para considerar: 

  • Antecedentes perinatales:
    • Prematuridad
    • Recién nacido con bajo peso
    • Gestación múltiple
    • Ferropenia grave durante la gestación
    • Hemorragia neonatal o múltiples extracciones de sangre
    • Hemorragia útero-placentaria
  • Lactancia materna exclusiva más allá de los 6 meses
  • Alimentación con fórmulas infantiles con una suplementación de hierro <7 mg/dl, más allá de los 6 meses
  • Introducción de leche de vaca sin modificar antes de los 12 meses
  • Inadecuada introducción de la alimentación complementaria, retrasando el aporte de alimentos ricos en hierro (proteína animal) 
  • Lactantes y preescolares con:  poco apetito, infecciones virales recurrentes o rechazo en la introducción de nuevos alimentos que contengan proteína animal
  • Exceso consumo de lácteos según las recomendaciones diarias por edad (>600 ml/día)
  • Dieta deficiente en hierro hemos (<5 raciones de carne o pescado/semana) 
  • Gran actividad deportiva en contexto de una dieta poco equilibrada

BLOG Dra. Nerea Sarrión, pediatra